Acuarela

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domingo, 2 de agosto de 2015

Julio Llamazares tras los pasos de El Quijote en El País

Crónica de el viaje en "El País"
El escritor Julio Llamazares y el fotógrafo Navia ofrecen con palabras e imágenes una particular visión de la ruta del Quijote, el personaje más universal de la literatura.

El encargo que recibió Julio, seguir la ruta del Quijote, fue similar al que cumplió Azorín de parte del director de El imparcial, Ortega Munilla, el padre del filósofo Munilla le dio a Azorín una pistola como armamento para el viaje, y en los rudimentarios medios de entonces emprendió un viaje que fue crónica periodística y luego libro, La ruta del Quijote. El encargo que recibió ahora el autor de El río del olvido o Tras-os-Montes, dos de sus más célebres libros de viajes, fue igual, pero él lo ha prolongado. A diferencia de Azorín, él fue hasta Barcelona; y a diferencia de Azorín también, su ruta es ahora un lugar en el que hay hamburgueserías, una hostelería distinta, pero un paisanaje en cierto modo similar, y de momento no se tiene que usar pistola.


Elección de territorios

Se han encontrado “con el tuétano de España”. Entre los millones de aciertos que tiene Cervantes, señala Navia, “está la elección de los territorios, aparentemente imposibles, que representan la espina, el tuétano, de España...” Han transitado por ese tuétano maravillándose de la pertinencia de las descripciones de Cervantes (en Villatobas, Toledo, en la Mancha Alta). El resultado del viaje es “una radiografía de la España que sobrevive al tiempo y a los hechos”, dice Julio. “Es el tuétano del país a través de la memoria, que es la literatura”. El trayecto lo llevó a lugares que luego fueron otra cosa (el búnker desde el que se dirigía, en tierras del Ebro, la batalla que se libró allí en la Guerra Civil, el puesto de mando de Durruti).

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