Acuarela

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viernes, 3 de mayo de 2013

La Hermandad de la Virgen del Espino de Membrilla, restaura y recupera el mirador y los accesos al cerro

Inauguración y bendición de las obras
El pasado 1 de mayo se inauguraron y abrieron al público las acertadas obras de reforma y consolidación del entorno de la Ermita de la Virgen del Espino.

En el Cerro o Motilla del Espino, se encuentran si duda los orígenes de Membrilla. La primera ocupación humana de nuestra comarca se realizó durante el Pleistoceno Medio, hace unos setecientos mil años.

La Edad del Cobre (2500 A.C. aprox) representa la expansión sobre los típicos cerros de grupos de personas socialmente en desarrollo con organización jerarquizada y una producción lítica y cerámica importante.

La Edad del Bronce en el Campo de Montiel (1500 A.C. aprox) muestra núcleos de población en altura “Castellones”, “Morras” y “Motillas”[1].
Motilla del Espino antes de la plantación de pinos en 1975

Las motillas eran poblados fortificados de llanura, estratégicamente situados en depresiones encharcadas o en las vegas de los ríos. El aspecto que presentaban era el de un montículo de entre 4 y 11 metros de altura, en su punto más alto, una fuerte torre vigía central de planta cuadrada o rectangular y ángulos redondeados. En torno a la torre se disponían diversas murallas concéntricas, alojándose entre unas y otras diversas estancias del complejo. Alrededor de las motillas se agrupaba el poblado en un radio de 100 - 200 metros.

Las "motillas", uno de los tipos más singulares de asentamiento prehistórico, se extendieron por la región manchega durante la Edad del Bronce (2200 a 1500 A.C.) Estos asentamientos fortificados de llanura ejercieron una importante función de gestión y control de recursos económicos. En su interior se protegían recursos básicos como el agua, captada del nivel freático mediante un pozo, y se realizaba a gran escala el almacenamiento y procesado de cereales y otros productos agropecuarios, así como la estabulación ocasional de ganado y la producción de cerámica y otros productos artesanales[2].

De poblado a Castillo Del Tocón

Construido por los árabes en el siglo X sobre una motilla al lado del río Azuer, única elevación en el entorno que les permitía custodiar la vega, a la vez que asegurar el camino de Montiel que llevaba a Almedina y que era parte del que unía Toledo con Andalucía.

Las Relaciones topográficas de Felipe II, en 1575, se refieren al castillo y ofrecen una versión más que curiosa del origen de su nombre: “Y este nombre de Tocón se dixe porque en la dicha villa y extramuros de ella hay un castillo el cual es de terrapleno y cuando se hizo se fundo sobre un tocón[3] de encina que había muy grande”.
Mirador

Durante el siglo XI desempeñó las funciones de mantenimiento del orden en los territorios y vigilancia de las principales vías de comunicación, viéndose involucrado en numerosos acontecimientos fronterizos, pasando de manos cristianas a musulmanas en varias ocasiones hasta su conquista definitiva después de las Navas de Tolosa. Madoz en su diccionario anota que el castillo del Tocón fue ganado a los moros antes de las Navas, quedando a su mando el capitán Meléndez Arias; pero otros autores como Miñano sitúan estos hechos un año después tras la caída de Moratalaz y habiendo soportado cuatro días de asedio[4]. En cualquier caso la conquista definitiva, dio origen a leyendas que relatan la conversión del Moro Jarique, la aparición de la imagen de la virgen oculta bajo un espino y la inspiración que produjo en los defensores cristianos.

Posteriormente se construyó en el Tocón la ermita de la Virgen del Castillo, convertida después en Virgen del Espino y fue vivienda del comendador de la Orden de Santiago propietaria del castillo desde 1213.

Motilla plantada de pinos

Levantado el castillo de Manzanares, la orden de Santiago protegió, cuidó, otorgó privilegios y amplió el castillo del Tocón, a medida que crecía la población y para contrarrestar el empuje de la orden de Calatrava.

El castillo del Tocón disponía de un foso que rodeaba la fortaleza, favorecido por la presencia del río Azuer con su correspondiente puente levadizo. Presentaba dos recintos o sistemas de murallas, tenía una torre para defender la segunda puerta de acceso. Dentro de la fortaleza había un patio central que daba acceso a varias dependencias, un pozo y torres en las esquinas.

Posteriormente, tanto la ermita como el cerro han sufrido los avatares del tiempo, de la climatología y de la actuación del hombre, en algunos casos de forma desafortunada. Entre ellas, podemos mencionar dos plantaciones de pinos en 1913 y 1975, un árbol que para nada constituía la típica vegetación de las motillas de nuestro entorno.

Actualmente, la motilla donde estuvo situado el Castillo del Tocón, alberga la ermita de la Virgen del Espino y un mirador recuperado, desde donde se puede contemplar la fértil vega del Azuer.



[1] MOYA MALENO, Pedro R. y NOVILLO LÓPEZ, Miguel Ángel, “El pasado prerromanos y romano del Campo de Montiel, 2009
2] BENÍTEZ DE LUGO ENRICH, Luis “Las Motillas y el Bronce de La Mancha”. ANTROPOS, S.L. Ciudad Real 2010
[3] Tocón: parte del tronco de un árbol que queda unida a la raíz cuando lo talan.
[4] ALMACHA JIMÉNEZ, Pedro, “El castillo del Tocón” Conferencia en Membrilla, septiembre de 2007

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