Acuarela

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martes, 18 de septiembre de 2012

La desamortización de bienes del S. XIX en Membrilla


A pesar de la gran cantidad de estudios y trabajos publicados en las últimas décadas sobre la Desamortización Española del siglo XIX y de la enorme importancia y transcendencia social, económica y política que este proceso de transferencia de propiedades ha tenido en la historia de España, no se ha conseguido superar la simplificación que para la mayoría sigue asociando la Desamortización al apellido Mendizábal.

La desamortización española fue un largo y complejo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII (1798) y cerrado ya muy entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924). Además de Mendizábal, otros promotores fueron Godoy, Espartero o Madoz.

Con la desamortización se pusieron en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar, en poder de las llamadas «manos muertas», la Iglesia Católica o las órdenes religiosas que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos. También los llamados baldíos y tierras comunales de los municipios.

Además, la desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX.

En cualquier caso, los beneficios perseguidos, reducción de la deuda del Estado y generación de un cuerpo social más igualitario que sustentase un régimen político representativo y una clase más amplia de propietarios que dinamizara la economía, se vieron frustrados por los resultados reales: Continuación del caos financiero del Estado, aumento del poder de los especuladores, terratenientes y latifundistas, miseria en los perjudicados, religiosos, campesinos sin tierra y Ayuntamientos, desvío de fondos que podían haber dinamizado otros sectores económicos como la industria o los transportes y la generación del caciquismo, un nuevo entramado social, político y económico que marcó y lastró la vida española hasta bien entrado el S. XX.

Sobre la desamortización en la provincia de Ciudad Real se han publicado trabajos entre los que podemos destacar los de Francisco Simón Segura, Ángel Ramón del Valle Calzado o Andrés Megía Godeo.

Tenemos que aclarar, que la complejidad del proceso impide ofrecer datos ajustados. Todos los que se han facilitado, hay que tomarlos como aproximados a la realidad pero nunca exactos. Debemos tener en cuenta la dificultad que supone extraer la información y cotejarla de los Boletines oficiales y los expedientes de subasta.

Una aproximación de los datos relativos a Membrilla podría ser la siguiente:

En el término municipal de Membrilla se registraron ventas desde 1806 hasta 1897.


Procedencia de los bienes expropiados:


Convento de los Trinitarios, Convento de la Concepcionistas Franciscanas, Maestrazgo de Infantes (Orden de Santiago), Caudal de propios de la villa[1], Caudal de propios del Santo Cristo del Valle, Beneficio Curado de Membrilla, Fábrica Parroquial de Membrilla[2], Cabildo eclesiástico de Membrilla, Secuestro de Don Carlos[3], del Estado por débitos de los contribuyentes, Partícipes de Toledo, Hospital General de Madrid, Beneficencia, Bienes del Clero y Capellanías[4] de Juan Matías González del Moral, Juan Muñoz Menéndez, Rodrigo Muñoz Canuto, Catalina González, Martín López de Santa Elena, Fernando Peñuela, Francisco Camacho, María Álvarez, Isabel Alonso Núñez, Bernardo López Salazar, Polonia Díaz, Miguel Rubio Manzanares, Antonio Núñez y Domingo de Juan.

Bienes puestos a la venta:
274, con la siguiente distribución: 233 parcelas agrícolas, 11 eras, 30 casas o partes de casa, una escribanía y el convento de los Trinitarios.

Superficie de las parcelas agrícolas: 5.102 fanegas.

Valor de las ventas: 1.642.387 reales más 15.349 pesetas.

Parajes de las parcelas agrícolas:
Los Parrales, Camino del Cristo, La Cardosa, La Raya, Melonate, La Sierra, La Vega, El Pardo, Enternagosas, Corrido de los Frailes, María Martín, Casa Moreno, Corral del Rubio, María Martín, Casa Moreno, Prado de las Abutardas, El Peral, Pozuela, Los Cabezuelos, Tomillá, La Mata, Charco de la Dehesa, Cañada Vieja, La Espartosa, Montealdudo, Valrepiso, Los Barreros, El Alborchón, La Bernardina, El Villar, Camino del Moral, Camino Carretas, Camino de Alcázar, Santa María, San Marcos.

Ubicación de las casas:
Calles Iglesia, Castillo, Almagro, Santa Quiteria, San Roque, Porcarizo, Santa Catalina, Suéltolas, Plazuela del Convento, Papa, Tercia, Corredores de la plaza, Monjas, San Miguel, Toril y Moro.

Ubicación de las eras:
Camino de Santa Quiteria, Camino de Manzanares y Camino del Moral.

Compradores con más superficie:
Comprador
Residencia
Antonio López Peláez
Membrilla
Antonio Valdelomar
Membrilla
José Díaz Peñalver
Membrilla
Antonio María Iriarte
Membrilla
Agustín López Peláez
Membrilla
Bernardo López Peláez
Membrilla
Vicente Heredia
Membrilla
Antonio Figueroa
Membrilla
Bernardo Ballesteros
Membrilla
Francisco Antequera
Membrilla
Pedro Contreras Barchino
Membrilla
José Díaz Manzanares
Madrid
Francisco Fernández Pacheco
Manzanares
Bernardo Reguillo
La Solana
José Sánchez Blanco
Manzanares
Vicente López Tello
Valdepeñas
Sebastián García Noblejas
Manzanares
Francisco González Elipe
Manzanares

Fincas significativas:
Mayor parcela: Quinto denominado “Tablero” de 1144 fanegas y 6 celemines que incluía una casa 622 metros cuadrados. Comprado por Bernardo Ballesteros el 22 de abril de 1863 por 172.507 reales.

Solar ermita en la calle San Miguel de 150 m2 procedente del clero, comprado por Joaquín Pérez-Cabellos Heredia el 31 de mayo de 1895 por 40 pesetas.

Edificio Convento de los Trinitarios comprado por Antonio López Peláez el 13 de octubre de 1841 por 40.000 reales.

Quinto llamado Peral de 375 fanegas procedente del Caudal de propios de la villa comprado por Francisco Fernández Pacheco el 16 de diciembre de 1855 por 112.000 reales. Fue cedido después a Francisco González Elipe.

Un haza llamada Bruneto de 201 fanegas procedente del caudal de propios del Santísimo Cristo del Vallle comprado por José Sánchez Cantalejo el 12 de diciembre de 1856 por 72.100 reales.

Puntal de la Sierra del Peral de 275 fanegas procedente del Caudal de propios de la villa comprado por Sebastián García Noblejas el 19 de diciembre de 1862 por 48.000 reales.

38 fanegas en La Mata procedentes del Caudal de propios del Santo Cristo del Valle comprados por Antonio Figueroa Garaondo el 31 de mayo de 1856 por 24.100 reales.

El 31 de mayo de 1856 fueron cedidas a Francisco González Elipe de Manzanares, cuatro parcelas compradas en diciembre de 1855. El quinto llamado Peral de 375 fanegas por 112.000 reales, un quinto llamado Pozuela de 375 fanegas por 112.000 reales, un quinto llamado Cabezuelos de 180 fanegas por 54.100 reales y un quinto llamado Tomillá de 100 fanegas por 32.600 reales.

Además de estas propiedades ubicadas en el término municipal de Membrilla, varios compradores de Membrilla compraron fincas de otros términos municipales, entre ellos, la familia Pérez Cabellos que adquirió la finca denominada Ventas de Herrera en el término de Manzanares y Antonio Figueroa Garaondo que compró 780 hectáreas en varios términos.

Bibliografía:

ALMARCHA JIMÉNEZ, Pedro, “Los pósitos y otras entidades benéficas de Membrilla”. Revista Membrilla Información, números 13-15, octubre 1994-febrero 1995.
ADRADOS FERNÁNDEZ, Francisco, “La Encomienda y la capellanía, dos instituciones fundamentales en la vida agraria manchega de los S. XV, XVI y XVII”. Cuadernos de Estudios Manchegos.
DEL VALLE CALZADO, Ángel Ramón: “Las Órdenes Militares y el viñedo en Castilla-La Mancha” en Cuadernos de Estudios Manchegos nº 27. Ciudad Real, 2003, pp. 11-36.
DEL VALLE CALZADO, Ángel Ramón (coordinador), “Historia agraria de Castilla-La Mancha S XIX-XXI”, Biblioteca Añil. Ciudad Real 2010.
DEL VALLE CALZADO, Ángel Ramón, “Desamortización y cambio social en La Mancha 1836-1854”, Biblioteca de autores y temas manchegos, Diputación de Ciudad Real 1996.
DEL VALLE CALZADO, Ángel Ramón, “La desamortización de Madoz en la provincia de Ciudad Real”, Instituto de estudios Manchegos, Ciudad Real 1997
DÍAZ-PINTADO PARDILLA, Juan, “Fundación, patronazgo e incidencias en el convento de Trinitarios Calzados de Membrilla (S. XVI-XVII)” en Marmaria I Ayuntamiento de Membrilla y Diputación de Ciudad Real 2004.
MEGÍA GODEO, Andrés, “La desamortización en el S. XIX. Calzada de Calatrava” Intuición grupo editorial, S.L 2001.
SIMÓN SEGURA, Francisco, “La desamortización española del siglo XIX”. Instituto de Estudios Fiscales. Madrid. Ministerio de Hacienda 1975.
TOMÁS Y VALIENTE, Francisco, “El proceso de desamortización de la tierra en España”.


Fuentes:

Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real, Hacienda, legajos H-63, H-64, H-66, H-67 y H-68.
Archivo de la Diputación de Ciudad Real. Boletines oficiales de la provincia.

[1] Se llaman bienes de propios a los bienes propiedad de un municipio que proporcionan una renta al mismo por estar arrendados. Generalmente son fincas rusticas, prados, dehesas, montes etc. El municipio las arrienda, obteniendo así unos ingresos económicos. Cuando los bienes propiedad del municipio no se arriendan, sino que se aprovechan directamente por los vecinos se denominan «los comunes». El Caudal de propios y los bienes comunales surgen durante el periodo feudal en Europa como el conjunto de bienes, la mayoría inmuebles, que eran concedidos a un señorío para su explotación. Tras la progresiva desaparición del feudalismo a partir del siglo XIII, estos bienes pasaron a formar parte de las villas y ciudades que habían ido naciendo a lo largo del tiempo alrededor de los castillos y demás asentamientos feudales. Ya no eran propiedad de un señor, sino de la comunidad en su conjunto.

[2] Los bienes vinculados a la fábrica de la iglesia (parroquia) procedían de antiguas donaciones y dotaciones, dados a censos y tributos.

[3] Carlos María Isidro Benito de Borbón y Borbón-Parma (Madrid, 29 de marzo de 1788 – Trieste, 10 de marzo de 1855), Infante de España y conde de Molina, fue el primer pretendiente carlista al trono español, con el nombre de Carlos V. Fue el segundo hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma y hermano de Fernando VII. También fue conocido como Don Carlos.

[4] La capellanía eran obras pías mediante las cuales el fundador, generalmente una persona acaudalada, dejaba en su testamento una cantidad de dinero o bienes que se ponían en renta, para que con las ganancias se pagara la realización de un número determinado de misas por la salvación de su alma. La contribución de los laicos en las donaciones de capellanías y obras pías y en las fundaciones de capellanías fue muy importante, creando una estructura de apoyo y solidaridad mutua, intentando asegurar no sólo el bienestar del donante en el "más allá", sino además, el de su familia y allegados en el "más acá".

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